EL ALMANAQUE DE MI PADRE



Un pasado debe ser tan familiar que se lo pueda revivir mecánicamente y tan inesperado que nos sorprenda cada vez que volvamos a él: entonces es apto para la fantasía
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Cesare Pavese










viernes, 15 de julio de 2011


Almendras en la mano.
Recuerdo a mi padre dándome almendras y otros frutos secos, siempre de su mano.
Y el olor de la mano mezclado con el olor a almendras o nueces. Un olor que recreo con poco esfuerzo porque -cosas de la genética- mis manos huelen parecido. Sentados junto a una peli de vaqueros o un partido de fútbol comiendo frutos secos como posesos.
A veces incluso olivas o algún tipo de salchichón cortado. Me parecía natural que la fuente del aperitivo fuera la mano de mi padre y no un cuenco o similar.
Me he acordado de esto porque hoy mismo he recreado este gesto de forma absolutamente involuntaria.