EL ALMANAQUE DE MI PADRE



Un pasado debe ser tan familiar que se lo pueda revivir mecánicamente y tan inesperado que nos sorprenda cada vez que volvamos a él: entonces es apto para la fantasía
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Cesare Pavese










sábado, 15 de mayo de 2010

Una mezcla de olor a tinta china y tabaco, con toques de colonia familiar. Ése es el olor que recuerdo de mi padre cuando llegaba a casa y me daba dos besos. Mi padre era delineante técnico, una profesión que ahora vendría a ser como "creativo" o algo así (?). Se sentaba en su escritorio -tanto el de la oficina como el de casa- y se inclinaba mucho, casi pegado a la hoja en blanco, para dibujar y dibujar, algo que además de hacer bien le relajaba. Ver a mi padre en su escritorio es una imagen que no se me borrará jamás. Un trabajo manual, silencioso, casi zen y muy muy solitario.


Mi padre en su oficina (es el más a la derecha). Ciertamente se inclinaba mucho para dibujar.

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