Sentada frente al proyector, la familia permanecía en silencio durante varias horas. Teníamos pocas películas, y la mayoría eran promocionales (con lo que se cortaban a los diez o quince minutos y te dejaban con la miel en la boca) o recopilaciones de dibujos animados que habíamos repasado cientos de veces (Speedy Gonzalez, Bugs Bunny, La Pantera Rosa). Lo mejor era cuando papá proyectaba algo que él mismo había filmado con su cámara Súper 8. El proyector no tenía audio, así que nunca pudimos escuchar nada. Eso le confería todavía más encanto. Verte a ti mismo correr por el bosque, admirar -porque era admiración- a tus padres riendo entre copas y besos, los abuelos, algún cumpleaños, algunos amigos, puestas de sol inigualables, baños en la playa, excursiones al zoo y un largo etcétera.
¿Cuánto de ficción hay en una grabación casera familiar?
Uno nunca es uno mismo cuando le filman, ¿verdad? ¿O sí?
Recuerdo que a medida que nos hacíamos mayores y las rencillas familiares aumentaban, alguien lloraba. En plena proyección, sí. En silencio, sollozando, pero lloraba. Y se notaba, y el ambiente se cargaba de tal manera que nadie se atrevía a mover un dedo. Y mi padre, tras la privilegiada posición desde el proyector, observaba toda la escena con cautela, o con pavor. Nunca lo sabré porque no me atreví a girarme y verle la cara. Quizá la tenía igual de compungida que el resto de la familia, quién sabe.
En breve voy a poder pasar todas esas filmaciones de Súper 8 a formato digital, con lo que escucharé por primera vez en mi vida las voces de mi familia, de mi mismo. Glups.
¿Cuánto de ficción hay en una grabación casera familiar?
Uno nunca es uno mismo cuando le filman, ¿verdad? ¿O sí?
Recuerdo que a medida que nos hacíamos mayores y las rencillas familiares aumentaban, alguien lloraba. En plena proyección, sí. En silencio, sollozando, pero lloraba. Y se notaba, y el ambiente se cargaba de tal manera que nadie se atrevía a mover un dedo. Y mi padre, tras la privilegiada posición desde el proyector, observaba toda la escena con cautela, o con pavor. Nunca lo sabré porque no me atreví a girarme y verle la cara. Quizá la tenía igual de compungida que el resto de la familia, quién sabe.
En breve voy a poder pasar todas esas filmaciones de Súper 8 a formato digital, con lo que escucharé por primera vez en mi vida las voces de mi familia, de mi mismo. Glups.
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