EL ALMANAQUE DE MI PADRE



Un pasado debe ser tan familiar que se lo pueda revivir mecánicamente y tan inesperado que nos sorprenda cada vez que volvamos a él: entonces es apto para la fantasía
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Cesare Pavese










martes, 27 de julio de 2010

Mi padre tenía una mirada tierna que en un santiamén se tornaba en una mirada algo esquiva, retorcida y melancólica hasta decir basta. Sus cejas eran delatoras, y aún recuerdo verlo jugar con ellas. Ahora levanto una, ahora levanto la otra. La mirada de mi padre era reconfortante siempre.

Nota 1: acabo de recordar el tacto de esa camisa que lleva en la foto, que llevó muchos años después y era sedosa como pocas.

Nota 2: me hace mucha gracia ese extraño trío de pelos que le cae en la frente en esta foto, en plan Clark Kent. Ni planeado le vuelve a salir así, oiga.

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