Venga, lo digo ya: nunca hice ningún trabajo de dibujo técnico. Fue él, mi padre, quien los hizo todos. Y yo con nota destacada aprobando y sirviendo de ejemplo para el resto de alumnos. Y el profe cayendo en la trampa. Que si el lápiz de dureza H2, que si la escuadra y el cartabón, el compás, la tinta china, que si el Rotring de punta 4 y yo qué sé más. Nunca hice nada. Y él encantado, me los acababa en diez minutos y me explicaba cómo lo hacía, pero nunca me presionó para que “a la próxima” me lanzase a hacerlo yo. Mejor, honestly, que fuese así.
domingo, 4 de julio de 2010
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Añoro de veras aquellos cuadernos de vacaciones. Solían ser mucho más divertidos que lo que nos hacían hacer en clase durante el año. O, al menos, así me lo parecía al inico del verano. Nunca llegué a terminar ninguno, porque mi entusisasmo disminuía a medida que avanzaban las vacaciones.¡Pero que ilusión ir a comprarlos!
ResponderEliminarSí, yo también los añoro, Elena.
ResponderEliminarGracias por tu comentario
Saludos.