EL ALMANAQUE DE MI PADRE



Un pasado debe ser tan familiar que se lo pueda revivir mecánicamente y tan inesperado que nos sorprenda cada vez que volvamos a él: entonces es apto para la fantasía
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Cesare Pavese










domingo, 31 de octubre de 2010


Mi padre era muy poco corporativo. Recuerdo que evitaba las convenciones, las reuniones de equipo y toda esa bullshit. Pero en una ocasión no pudo escaquearse. El programa venía de Estados Unidos y su empresa estaba afectada. Infectada, diría yo. Les tocó ir a escuchar a uno de los gurús del Dale Carnegie. Liderazgo y esas cosas. Hablamos de 1985 aproximadamente, y eso en España era novedad. Era lo más. Era un privilegio recibir una master-class de alguien "educado" con el rollo Dale Carnegie. Ahora que lo pienso, la escuela de Dale Carnegie fue el comienzo de todo. De TODO lo chungo que ahora rodea a las empresas y sus integrantes, todo lo que empapa y vicia las relaciones laborales y los convierte en "equipos" y esas cosas tan discutibles. Recuerdo que papá volvió a casa como abducido. Se tomó una cerveza. Se tomo dos. Nos explicó toda la sesión, toda la semana con el "dale que te pego" y los intentos de sus jefes de convertirlos en comerciales de primer nivel, hombres de provecho, business-men españolitos con menos de diez años de democracia a sus espaldas que debían recibir lecciones de americanos neo-con del carajo. A la tercera cerveza, Dale Carnegie desapareció de su vida. Y de la nuestra.

jueves, 14 de octubre de 2010


Tengo toda mi vida en fotos. Mi padre no salía de casa sin su cámara al hombro. Jamás.
Repaso los álbumes familiares y me quedo atónito de todo lo que ahí se ve y percibe. Es realmente extraño tener toda tu vida reflejada en fotos ya amarillentas, algunas casi incoloras, otras más definidas. Podría jurar que desde el nacimiento hasta los diecisiete años tengo retratos de cada mes de mi vida. Y eso no es ninguna broma. Pienso en mi padre con la cámara, disparando, haciendo bromas para que sonriéramos, buscando el mejor enfoque, subiendo aquí, agachándose allá, y me pongo melancólico. Qué tiempos.
Ah, pero ¿qué pasa siempre que hay alguien que se encarga de hacer TODAS las fotos de tu vida?
¡Pues que nunca sale en las mismas!
De mi padre tengo fotos de su etapa de soltero y poco más. Fotos preciosas por otro lado. Y quizá alguna foto con auto-disparador y fotos hechas en casas de familiares y amigos (fotos malas, no nos vamos a engañar). Me da rabia no tener fotos buenas de mi padre, fotos que mi padre se hubiera hecho a sí mismo si no fuera él mismo. Qué lío.
En fin, que repaso fotos.

lunes, 4 de octubre de 2010

"Autódromo", de Octavio Botana

"El “Autódromo” es un lugar que existe más allá de su condición física, es aterritorial. No podría haber concebido el cuento en otro espacio que no fuera ése. El hecho de que sea redondo, ovalado más bien, le confiere un aspecto de eterno retorno, de espacio sagrado al que volver una y otra vez, al que retornas sin ni siquiera darte cuenta, como un bucle temporal que te encalla y te devuelve a la madriguera. En el autódromo suceden cosas que los tres protagonistas no logran entender, pero no importa. En el prefacio-espejo se dicen cosas al respecto de la veracidad de la historia. Como con mi padre, todo es ficción y realidad, según el prisma utilizado para mirar. Mi padre es protagonista indirecto de la novela. Ahora mismo -en plan Orfeo//Eurídice- bajaría a buscar a mi padre para que volviese unas horas y se leyese la novela. Luego la comentaríamos (seguro que no le gustaría mucho, no le apasionaba la fantasía, you know…) y nos echaríamos unas risas durante un rato. La novela está dedicada a mis hermanos, y es también un claro homenaje a mi padre, a los padres, a mi familia, a las familias."